4.5 LOS CUNA

4.5.1 SINONIMIAS

4.5.2 GRUPO LINGÜISTICO

4.5.3 POBLACIÓN

4.5.4 RESEÑA ETNOHISTÓRICA

4.5.5 ADAPTACIÓN

4.5.6 ESTRUCTURA SOCIAL

4.5.7 ORGANIZACIÓN POLÍTICA

4.5.8 CICLO VITAL

4.5.9 CAMBIO CULTURAL

 

4.5.1 SINONIMIAS

Los Cuna se denominaban a sí mismos tule, es decir, la gente. En la literatura académica figuran otros nombres étnicos, tales como Cuna-Cuna, Tacarcuna y Cerracuna. Es posible que la razón causal de todos ellos sea el topónimo del cerro ancestral Tacarcuna, muy importante en la mitología sobre el origen de ellos. Sin embargo, el nombre más auténticos es TULE.

 

4.5.2 GRUPO LINGÜÍSTICO

La etnia Cuna pertenece a la familia lingüística Chibcha; antiguamente se pensaba que su idioma era de afiliación Caribe, en virtud de la equivocada idea de que todos los grupos hostiles a los españoles eran caribes. De la misma manera se les trató de antropófagos, perezosos, etc., epítetos con los cuales se pretendía designar en los siglos coloniales a las supuestas poblaciones caribes. Sin embargo, la lingüística histórica actuales los califica como pertenecientes a la gran familia americana Chibcha.

Los Cuna manejaban dos variedades dialectales de su idioma: la diaria y la ceremonial. La primera es la expresada en las labores y circunstancias cotidianas, como el trabajo, la vida familiar, etc. La ceremonial surge en los onmaket o congresos comunales o étnicos, en los rituales de curación, en las ceremonias de pubertad femenina o cuando llega un visitante a la casa. No se trata de un idioma diferente, sino de un aumento en la cadencia y la longitud de los sonidos en la conversación común, asumiendo así un estilo de cántico. Efectivamente, la entonación varía y los sonidos se alargan. Generalmente alguien dirige el discurso y el interlocutor simplemente afirma con monosílabos; al invertirse los papeles se completa la conversación.

 

4.5.3 POBLACIÓN

Actualmente, la población Cuna en territorio colombiano alcanza, a 500 personas aproximadamente. Tal cifra contrasta con la de cerca de 40.000 que ocupan la nación panameña. El promedio tradicional de densidad de población es bajo: 18 habitantes por Km. Sin embargo, tiende a aumentar debido a la migración de colonos a la reserva establecida.

Aunque el origen de esta etnia es atrateño, a partir de la mitad del siglo pasado han venido migrando al archipiélago de San Blas (Romoli, 1987), donde se ha establecido la mayoría de sus miembros. Sin embargo, en esta centuria se han presentado movimientos poblacionales de regreso en busca de tierras, dada la congestión existente en ciertas islas. Las enfermedades han contribuido notablemente a mermar la población.

El caserío de Cuti, el cual ya en 1970 tenía 17 personas, se ha acabado por completo y no tanto por la migración de su gente sino por muerte de ellas. Sus tierras fueron ocupadas por negros, cordobeses y "paisas".

 

4.5.4 RESEÑA ETNOHISTÓRICA

Gracias a la obra de la etnohistoriadora Kathleen Romoli (1987), sabemos que los Cuna no tuvieron que ver con los célebres asentamientos prehispánicos de Coclé (Steward and Faron, 1959), sino que eran comunidades autónomas ubicadas a lo largo del bajo Atrato, muy diferentes a los famosos cacicazgos de Cueva.

Durante el siglo XVII mantuvieron múltiples enfrentamientos con sus vecinos meridionales, los Emberá-Catío, por conflictos de tierras. Los Emberá fueron invadidos por los Cuna y o que los reclamos ante las autoridades coloniales eran infructuosos, resolvieron desalojarlos al norte donde se concentraron en el área aledaña al golfo de Urabá.

Durante la colonia, los Cuna desempeñaron un papel muy importante como comerciantes. Suministraban cacao, raicilla, corteza de quina y pieles a traficantes ingleses, escoceses y franceses. Recibían pólvora, armas de fuego, herramientas, vestidos europeos usados y adornados de cuentas de vidrio.

Fue tan destacada la actividad comercial emprendida por los aborígenes, que en el siglo XVII se estableció una compañía escocesa dedicada a llevar a Europa lo suministrado por los Cuna. Lionel Wafer, viajero que participó en esas actividades, dejó unas muy interesantes memorias al respecto.

Pero la compañía debió abandonar sus operaciones ante los ataques de los españoles, franceses y piratas ingleses. Por su parte, los indígenas tuvieron que ser maleables en su estrategia adaptativa: que apoyaban circunstancialmente a los nacionales que fueran teniendo mayores triunfos de poder. En tal sentido, tenemos que recordar que cada uno de estos invasores representaba un peligro para la tierra de los aborígenes, la cual tenía que ser defendida por ellos a toda costa.

A partir de 1850, los indígenas, presionados por los movimientos de colonización de sus tierras emprendidos por prófugos de las guerras en los estados de Bolívar y Antioquía, fueron migrando paulatinamente hacia el archipiélago de San Blas o Mulatas (Romoli 1987) y ocuparon parte de sus islas como Ailigandi, Ustupu, Achutupu, etc.

Durante la revuelta Cuna de 1925 en Panamá, los rebeldes proclamaron la República Independiente de Tule, afecta al Estado colombiano. Lamentablemente, no se sabe cómo incidió tal movimiento político sobre las comunidades Cunas colombianos. Sin embargo, en la década del treinta se presentó cierto incremento de la migración hacia las localidades del golfo de Urabá en busca de tierras. Varios de esos inmigrantes permanecen aún allí, aunque muchos de sus descendientes hayan retornado a las islas o al Darién panameño.

 

4.5.5 ADAPTACIÓN

El entorno físico

Los Cuna colombianos habitan las localidades de Arquía y Caimán Nuevo en el Chocó y Antioquía, respectivamente. La primera está en el Darién, muy cerca de la frontera con Panamá y la segunda sobre la margen oriental del golfo de Urabá. Pertenecen a la jurisdicciones municipales de Unguía y Turbo.

El hábitat corresponde a la selva húmeda tropical. Son áreas cálidas, pantanosas, pobladas de moscos, con reserva cada vez más reducidas de fauna y flora. Hay que anotar, por ejemplo, que los Cuna de Arquía actualmente no pueden cazar animales de monte dentro del radio donde lo hacían tradicionalmente. Parte de ese contorno se ha convertido en potreros para ganado de los aborígenes y de los colonos especialmente. Tienen que hacer correrías a la serranía del Darién con lo cual invierten más tiempo y los resultados no son muy seguros.

La reserva forestal tradicionalmente ha suministrado especies maderables que los nativos utilizan para sus canoas y otros implementos. Se trata de cedros, ceibas, caracolíes, balsos, etc. También existen pavas cantonas, paujiles, monos, rey de gallinazos, ardillas, saínos, guatinajas, dantas, etc., animales que han estado vinculados a su economía de subsistencia y a sus sistemas de pensamiento.

 

Tareas y trabajo

Básicamente, las actividades económicas tradicionales han sido la horticultura, la cacería y la pesca.

Maíz, yuca, ñame, plátano, arroz, cacao y caña son cultígenos en virtud de las expectativas que giran en torno a ellos, haciendo su cuidado más sistemático y destinándolos para la dieta cotidiana, regalos y un incipiente mercado local en Turbo y Unguía.

Hay menos cultivos sistemáticos, de cuidado menor y hacia los cuales no hay tantas expectativas por su producción para la dieta diaria (Morales, 1987:266).

El monte se tumba entre febrero y marzo. A los 15 días aproximadamente se quema y vuelve a sembrarse en abril, en pleno invierno, Si el cultivo es maíz, se recogerá a los tres meses (Morales, 1975:85).

En cada campo se siembran diversos cultivos. Siempre habrá uno principal asociado con otros como fríjol, ahuyama, malanga, etc. Nunca se siembra solamente un producto. Así se logra diversidad de alimentos y control de plagas especializadas.

El trabajo hortícola es compartido por hombres y mujeres. Ellos talan y queman la selva. Ambos grupos siembran, pero la cosecha y transporte de los frutos son tareas femeninas.

"Las herramientas agrícolas son todas de origen occidental: hachas metálicas para cortar los árboles, barretones, azadas de hierro y picos. El único artefacto de madera es un "garabato" o gancho que sirve para reunir lo que se ha "limpiado" con el machete" (Morales, 1987:267).

El destino de la producción agrícola es, básicamente, la subsistencia. La unidad económica es la familia extensa. Sus miembros producen, distribuyen y consumen entre sí los frutos de la tierra. Si quedan excedentes, se reparten como regalos a otras familias de la comunidad o de afuera. Irregularmente se venden en ciertos centros como Turbo o Unguía, con ocasión de viajes cuyo fin principal no es la comercialización de tales excedentes.

Otra actividad de subsistencia muy importante es la caza, llevada a cabo exclusivamente por los hombres. Se realiza con escopeta adquiridas en las islas de San Blas, compradas o cambiadas por canoas. En la actualidad, las flechas y el arco no se usan en la cacería, Únicamente se manufacturan arcos pequeños y flechas de extremo plano, para adiestramiento de los niños.

También se construyen trampas de falso piso para atrapar las presas. En general, se sueltan hembras grávidas y animales pequeños. Sólo en tiempos de escasez es capturada cualquier pieza que caiga en las trampas. El animal encerrado se hiere con arpones o con palos y luego los hombres lo llevan hasta el río, desde donde las mujeres lo trasladan a la vivienda.

La cacería, genéricamente, está asociada con lo masculino. Esta labor termina cuando la presa es retirada de la selva y colocada en la frontera con lo doméstico, cuyo territorio y trabajos están vinculados con las mujeres. Ellas, mediante la acción del fuego, no sólo hacen comestible al animal sino que metafóricamente le quitan su carácter silvestre, no cultural, y lo incorporan a la sociedad. He ahí el gran papel transformador de la mujer y del fuego.

 

Pautas de poblamiento y vivienda.

En Colombia, los Cuna practican un patrón de poblamiento disperso a lo largo de los cursos fluviales. Sin embargo, aparecen algunos núcleos pequeños que no llegan a afectar la norma general. Al contrario, en San Blas existen aldeas nucleadas con calles y manzanas como en un poblado occidental, con energía eléctrica, hospitales, etc.

La vivienda tradicional es la casa rectangular grande donde se albergan varias familias nucleares relacionadas por consanguinidad. A cada unidad corresponde una zona de habitación con su respectivo fogón de piedras. El piso es de tierra, las paredes de cañas y el techo de palma. Son viviendas frescas, ventiladas y penumbrosas, en concepto de los habitantes de la ciudad.

 

Alucinógenos

El consumo de sustancias alucinantes no se practica entre los cuna. La inna o bebida que se fermenta a partir del jugo de caña y que se consume en ceremonias de pubertad es el licor tradicional. Lo consumen más los hombres que las mujeres

 

Cestería

De la palma de iraca se elaboran diversos tipos de canastas. Las más grandes, llamadas karpa, sirven para el acarreo de cañas, zapotes, aguacates, etc., por parte de las mujeres, quienes las cargan sobre sus espaldas. Otras cestas más pequeñas sirven para guardar objetos de costura. También se manufacturan canastos de tejido discontinuo, que sirven para llevar animales como titíes y ardillas. Los orificios del tejido precisamente son para que los animales puedan respirar. Algunos de esos cestos tienen cuello sobre el cual se coloca una corteza de cocotero a manera de tapa. La iraca se teje en dos tonos y con ella se elaboran diseños de gran factura artesanal, como son grecas escalonadas, cruces gramadas invertidas, espirales, etc., los cuales también aparecen en las sopladeras del fogón. No se usan tintes de ninguna clase. El trabajo de cestería es actividad exclusivamente masculina.

 

Vestido

El atuendo femenino : La mujer lleva cotidianamente la mola, blusa multicolor elaborada con telas comerciales superpuestas y recortadas según el diseño particular que se quiera y el cual se refiera a sucesos consignados en la tradición oral. Por influencia del turismo de San Blas, han aparecido motivos comerciales de nula autenticidad, e incluso las falsas molas son hechas por costureras de Turbo, Medellín, Bogotá, etc.

Una tela azul enrollada alrededor de la cintura y que llega hasta los pies completa el vestido. las mujeres andad generalmente descalzas y profusamente adornadas con varios collares de monedas, espinas de pescado, cuentas de vidrio, etc. Además lucen brazaletes y tobilleras multicolores.

El atuendo masculino. Contrasta con la complejidad del atuendo femenino. El vestido cotidiano del hombre consta de una camisa y un pantalón, de los usados por los campesinos mestizos.

 

Canoas

Los cuna colombianos son afamados constructores de botes y su reputación es grande entre los indígenas de San Blas. Resulta que en las islas es escasa la vegetación de bosque y por tanto es muy difícil tallar un bote, circunstancia que ha desarrollado una actividad comercial según la cual los aborígenes de Arquía y Caimán llevan canoas a las islas y las venden o cambian por escopetas.

 

4.5.6 ESTRUCTURA SOCIAL

Familia y parentesco

En la cultura cuna la familia extensa uxorilocal es la asociación básica productora. Normalmente está compuesta por una pareja, cuyo esposo es el jefe de la unidad y se llama sakka, sus hijos e hijas solteros, las hijas casadas con sus esposos y sus descendientes. En virtud del tipo de residencia, los hijos al casarse deben irse a la vivienda de sus mujeres (Morales, 1987:268).

Tal organización familiar puede ubicarse en una o varias casas. Tradicionalmente ha ocupado una sola vivienda grande, nega, de planta rectangular; sin embargo, por influencia de inmigrantes de San Blas, algunas parejas al casarse optan por abrir rancho aparte, cerca de los padres de la esposa.

 

Matrimonio

Tradicionalmente, las uniones matrimoniales han sido iniciativa de los padres de los jóvenes (Stout, 1947:26). Tal modalidad se ha alterado por la introducción del noviazgo, como aporte de los indígenas de San Blas y de los misioneros.

En su forma consuetudinaria, el hombre debe prestar un tiempo de servicios en la casa de su futuro suegro. Si resulta trabajador, queda pactada la alianza matrimonial entre las dos familias. Naturalmente la iniciativa personal de los novios ha reducido un tanto la autoridad del sakka en ese sentido.

Entre los cuna rige la endogamia étnica. Difícilmente se acepta en las localidades colombianas que una persona Cuna se case con alguien de otro grupo étnico, sea negro, "blanco", Emberá, etc. Quien llega a cometer dicha infracción queda prácticamente excluido como Cuna y pierde sus derechos herenciales sobre la tierra. En algunos casos, sólo luego de muchos años y grandes demostraciones de cooperación, por parte del infractor, se le vuelve a aceptar plenamente en la comunidad.

La norma matrimonial enfatiza la monogamia. Algunos saila o "caciques" locales tienen dos esposas lo mismo que ciertos viejos. Tampoco son raros los casos de concubinato y las disputas interfamiliares por dichas uniones no aceptadas.

En términos nuestros, la ceremonia matrimonial es sencilla. Se reduce a un recordatorio de las obligaciones hecho por el saila o por un chaman . Se invitan varias familias, se bebe inna y los novios, en el ínterin, consuman el matrimonio dentro de una hamaca separada. Luego se bañan en el río y los siguen los convidados.

Los divorcios no son raros. Aparentemente no causan indemnizaciones entre las familias. Los divorciados regresan a su casa y luego de algún tiempo se pueden casar de nuevo.

 

4.5.7 ORGANIZACIÓN POLÍTICA

El régimen político de los Cuna es descentralizado, es decir que las comunidades son autónomas en sus decisiones, aunque reconozcan identidad étnica común a todas ellas y hayan numerosos lazos entre miembros de una y otras.

Cada comunidad tiene un saila o cabeza política, quien tiene funciones de vocero y árbitro. Representan los intereses de la comunidad en los congresos generales de la nación Tule y ante el Estado. Así mismo, se reúne con las partes en conflicto por asuntos de deudas o por relaciones adúlteras, para zanjar las disputas. Puede imponer obligaciones indemnizatorias, cómo multas, trabajo adicional. Los sailas en realidad no son jefes, pues muchas de las decisiones que afectan a los grupos domésticos son tomadas por los respectivos sakka. Además, a nivel de la comunidad es el onmaket o asamblea tradicional quien toma las decisiones trascendentales y recorta mucho la iniciativa del saila (Hower, 1978).

Entonces las funciones de los congresos son fiscalizadoras de los sailas, mantenedoras de la tradición y un elemento democrático en el gobierno Cuna.

En San Blas hay un consejo general de la nación Tule, el cual fue presidido por Nele Kantule en la revuelta de 1925. Se supone que cobija a toda la etnia y efectivamente asisten representantes de las distintas comunidades de Panamá y Colombia.

 

4.5.8 CICLO VITAL

Las ceremonias del ciclo vital están más marcadas para las mujeres que para los hombres, probablemente en razón del papel simbólico que tienen dentro de la cosmovisión Cuna y por su función aglutinadora en las familias extensas al traer a los hombres a vivir con los padres de ellas.

Nacimiento

La madre puede tener el parto dentro de la casa sola o con la ayuda de su mamá o de una partera. La placenta y el cordón umbilical se entierran. El niño es lavado y muy consentido por sus padres.

Desde recién nacido le untan saptur sobre su cuerpo. Se trata del tiente de la Genipa americana o Jagua, que es azul y que sirve para protegerlo de los ataques de los poni que pueden aprovecharse de su debilidad.

 

Niñez

Para un observador urbano, la niñez de los Cuna discurre muy plácidamente. Rara vez son castigados, el control de los esfínteres se hace de forma muy tranquila. Si defecan dentro de la casa, las materias se recogen con un machete, y si orinan, el piso de tierra absorbe rápidamente el líquido.

Hacia los dos años de edad se celebran las primeras ceremonias para las niñas. Se trata de la imposición de la nariguera de oro, principal distintivo de su sexo. Pero antes de tal ritual, hay que abrir el tabique nasal, labor que hace un hombre mayor o un chaman, con una aguja. Para que no se cierre el orificio, se deja un hilo y cuando los padres puedan comprar la joya se invita a la comunidad para que asista a la ceremonia. Allí, al igual que en las fiestas de pubertad, se sirve abundante comida y bebe inna, la cual es servida siguiendo un estricto orden de edades de mayor a menor.

 

Pubertad

A partir de la monarquía se celebran dos fiestas. La primera hacia los doce años o apenas se presenten los primeros signos. La segunda, tres años después. Esta ceremonias se denominan surba inna y naobed inna. En ellas se efectúa un baile entre hombres y mujeres y el Kantule relata en lengua ritual los pasos a seguir en la fiesta, su normatividad y fundamentación histórica (Carmona Maya, 1989).

 

Muerte

El lugar tradicional de entierro es bajo el piso de la casa. Así se establece una relación directa, especial y temporal entre los antepasados y los vivos. Además, esos sitios de enterramiento son prolongaciones de las casas.

Cuando alguien muere, lo envuelven en la hamaca y depositan bajo tierra. El cuerpo es tapado con una tabla donde se han tallado escaloncitos que representan la escalera necesaria para acceder al lugar de las almas cerca de Dios, Paptumat.

Los parientes y demás acompañantes comen pollo y arrojan los huesos dentro de la tumba.

Según los Cuna, en el camino que debe hacer el alma hay muchos peligros, entre ellos, varios nia, o espíritus maléficos que quieren raptarla, pero ella puede lanzar los huesos y así los distrae, mientras continúa el camino (Gómez, 1969).

La música tiene una significación cósmica expresada tanto en la curación de las enfermedades como en los congresos y en las fiestas de pubertad a través del canto, el cual se ejecuta en lenguaje ceremonial (Carmona Maya, 1989). En las fiestas de pubertad la expresión musical se evidencia además con las flautas de varias cañas escalonadas denominadas kammu, tocadas por los hombres mientras se baila.

Fuera de estos contextos rituales, también ocurre que varios hombres se pueden reunir a tocar kammu o que padres y madres arrullen a los niños pequeños con cantos y una marca.

Así mismo debemos de dejar como conclusión que además de las meras funciones curativas, los chamanes también ejercen control social, son agentes socializadores y regulan las relaciones entre los hombre, animales y las plantas.

 

4.5.9 CAMBIO CULTURAL

Agentes Acultoradores

Más que el estado la sociedad occidental se hace presente entre los Cuna de Colombia por el radio, los colonos y los misioneros.

La mayoría de los hombres habla castellano, pero sin ignorar su lengua tribal; es decir son bilingües. las mujeres, casi no hablan la lengua nacional, sí entienden mucho de ella. Esa labor de castellanización lleva años y de ella han sido responsables todos los agentes mencionados.

Los Negros, "paisas" y cordobeses constituyen el contingente de colonos, el cual para los Cuna no es tan homogéneo como parece a primera vista. Ellos hacen juicios evaluativos distintos, por ejemplo entre antioqueños y negros. Sin embargo, de todos se quejan en cuanto a la constricción de sus tierras.

Hoy día se ha logrado, mediante acciones de INCORA, la reubicación de colonos y la asignación de un resguardo en Caimán Nuevo.

En cuanto a la acción de los misioneros, los primeros que llegaron en este siglo fueron Carmelitas y Franciscanos. En Arquía obraron más intensamente que en Caimán. Se logró, por ejemplo, erradicar la costumbre funeraria de enterrar los muertos en la casa y crearon el cementerio; introdujeron estatuillas y láminas de la Virgen María, etc. En Caimán ha sido más notorio la presencia de las misiones de la Madre Laura.

Los indígenas se han quejado del sistema nacional de educación en el sentido del uso de la escritura para acumular todo lo aprendido. En contraposición, han alegado que la cabeza fue dada a ellos para aprender su tradición y que en los preceptos de los Neles nunca se habla de escritura ni de cuadernos.